domingo, 18 de septiembre de 2016

ACS Parte V: ENTRENAMIENTO

A.C.S.

(ACTITUD CORRECTA de SUPERVIVENCIA)
Parte V: ENTRENAMIENTO



Y llegó el momento de ponerse “manos a la obra”. Es evidente que desde el punto de vista práctico esta parte es la más importante (también la más “densa”), pero se que sin los anteriores capítulos de la A.C.S., no tendría el aprovechamiento pertinente por parte de quien desee aplicarla, no estarían claros los conceptos ni los objetivos perseguidos, por lo que recomiendo a quien llegue hasta este capítulo sin haberlos estudiado en el orden correspondiente, que posponga el estudio de este hasta haberlo hecho. Mi objetivo desde el principio ha sido ir más allá de una mera introducción a la psicología de la supervivencia para concienciar de lo importante de la A.C.S. y poder entender como afrontar las situaciones de supervivencia, por lo tanto todos los capítulos constituyen un todo inseparable que deben ser estudiados en orden. Así mismo debo decir que muchas de las ideas y modos de operar que recomendaré, han sido desarrollados por mí a través de los muchos años de estudio que he dedicado a los temas psicológicos, como métodos adecuados para hacer frente a los problemas planteados, lo que no quiere decir que no haya otros, como se suele decir, “cada maestrillo tiene su librillo”. 

***


Pienso que a estas alturas del estudio sobre la A.C.S. nadie dudará de porqué esta constituye la base principal desde donde se construye la pirámide de la supervivencia sobre la que se asientan luego el “Conocimiento” y finalmente el “Kit”. La personalidad desempeña un papel fundamental en la supervivencia. De hecho, puede tener más relación con la supervivencia que el peligro, el tiempo, el terreno o incluso la misma naturaleza de la emergencia. Por ejemplo, la posibilidad de que la fatiga entorpezca o agudice la mente, de que merme o instensifique la capacidad de adoptar las oportunas acciones de supervivencia, o de que disminuya o aumente la determinación de continuar depende más, hasta cierto punto, de la persona que de la situación concreta. Las siguientes cualidades personales son especialmente importantes para la supervivencia: 
.Ser capaz de tomar decisiones. 
.Ser capaz de improvisar. 
.Ser capaz de vivir solo. 
.Ser capaz de adaptarse a la situación: extraer algo positivo de algo negativo. 
.Permanecer frío, tranquilo y reposado. 
.Confiar en lo bueno, pero estar preparado para lo peor. 
.Tener paciencia. 
.Estar preparado para enfrentarse a lo peor que pueda suceder. 
.Ser capaz de comprender a otras personas; es decir, entender y predecir lo que harán los demás. 
.Conocer de donde proceden los miedos y preocupaciones, y saber qué hacer para controlarlos. 

 Es cierto sin embargo, que los mecanismos que generan estas actividades mentales, a día de hoy todavía están lejos de ser comprendidos por completo. ¿Pero, cómo podemos trabajar previamente estas cualidades personales?¿Cómo entrenar para mejorar en el control de las emociones y tensiones que acompañan a toda situación de supervivencia? Veamos algunos conceptos sobre el pensamiento, sobre esas ideas que “tenemos en nuestra cabeza”. Se considera al pensamiento como algo intangible y alejado de lo material, y es una idea equivocada que condiciona toda una forma de actuar al respecto. El pensamiento no deja de ser una forma de trasmisión de energía, si en nuestra mente focalizamos una idea constantemente, osea, alimentamos reiteradamente de energía una zona donde se puede almacenar, la hacemos más fuerte, hacemos más potente esa idea. Aunque esto que voy a decir ahora es de perogrullo, no se es consciente de que lo mismo ocurre en el caso que nos ocupa, y es que comunmente todos sabemos que cuanto más tiempo cargamos una batería, más tiempo necesitaremos para vaciarla, pero solemos desconocer que lo mismo ocurre con el pensamiento al que consideramos “algo invisible y no palpable”. De ahí tenemos que en algunas ocasiones será una tarea ardua y difícil el desprendernos de algunas ideas que convertimos en obsesiones llegando en algunos casos incluso a la patología. Al respecto hay una fábula de autor anónimo que ilustra perféctamente este hecho: 

LOS DOS LOBOS 
Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas. 
El dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros. 
"Uno es Malvado - Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.. 
"El otro es Bueno - Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe." 
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: “¿Qué lobo gana?” 
El viejo Cherokee respondió, "Aquél al que tú alimentes" . 


Aquí es donde entra en juego la "distracción” a la que hacía mención al final del anterior capítulo. Debemos alimentarnos con otras ideas correctas y agradables para nosotros que nos alejen de entrar en una dinámica de pensamiento negativa que nos arrastrará en la dirección equivocada y hará que seamos presa de un miedo excesivo, ya que el pánico acabará con la capacidad de tomar decisiones correctas. Cuando Carl McCunn pensaba en suicidarse: “Me siento miserable. Los últimos tres días me he despertado con escalofríos. No puedo soportarlo mucho más. No puedo evitar pensar en la bala”. Es evidente que ya había alimentado e intoxicado su mente durante largo tiempo con ideas negativas de las que no pudo desprenderse; se trata de no sucumbir, no importa la idea o ideas a las que recurramos para contrarrestarlas y alimentar nuestra voluntad de sobrevivir. Desde la familia, a la religión o lo mucho que nos gustaría volver para hacer ese viaje que sí teníamos planeado. Y aquí es donde sí debemos reincidir en esos pensamientos positivos y agradables, que acompañados con la actividad, el permanecer ocupados nos motivarán en la dirección adecuada. 

 En la misma línea, para trabajar previamente, para entrenar nuestra mente, tenemos la “reprogramación mental”. Como decía anteriormente, a día de hoy aún no hay un consenso sobre la materia y son muchas las teorías que tratan de explicar el funcionamiento de nuestra mente. Soy de la opinión de que nuestro pensamiento trabaja en base a un “ordenador”, y que consta de los elementos que toda computadora tiene para serlo: energía, dispositivos de Entrada/Salida, unidad de almacenamiento, memoria y C.P.U. (Unidad central de Procesamiento). Entrar a explicar en detalle la analogía correspondiente entre “nuestros componentes” y los de una computadora es algo que está fuera del objeto de este estudio, ya de por sí largo y que aún lo haría más innecesariamente. Lo que nos interesa para nuestros fines es el concepto, el “modus operandi”, y entender que de la manera que un ordenador trabaja con la información, con la programación que le introducimos, y de este modo nos da un resultado, así lo hacemos nosotros. La información que introducimos desde el principio y a lo largo de nuestra vida es la que condiciona nuestro comportamiento con el paso de los años. Nada de lo que hagamos a posteriori es fruto del azar, sino que es fruto de nuestra propia programación adquirida. Tenemos por lo tanto la posibilidad, si somos conscientes del funcionamiento de nuestra mente, de reprogramarla, de sustituir la programación no adecuada que nos lleva a desarrollar conductas no adecuadas en todo tipo de situación, y como en el caso que nos ocupa, en las situaciones de supervivencia. Siempre teniendo en cuenta que lo que son programaciones ya adquiridas y reforzadas a lo largo de muchos años no siempre será tarea sencilla el borrarlas para sustituirlas por otras apropiadas a nuestros fines, y eso incluso contando con que no sean patologías. 

 Así mismo que de la misma manera que no todos los ordenadores son iguales porque no tienen los mismos modelos de componentes, y que sus componentes pueden estar construidos por distintos fabricantes, en el caso de las personas ocurre lo mismo y están “fabricadas” con diferencias sustanciales en función de su origen genético, de lo que sus padres les hayan “aportado”. La genética precondiciona al individuo a la hora de desarrollarse psicológicamente e interviene inevitablemente en la formación de la personalidad que se desarrolla a lo largo de nuestra vida en conjunción con nuestra educación y aprendizaje. Del mismo modo que físicamente estamos condicionados por nuestro cuerpo a la hora de acometer una actividad como pueda ser correr o levantar un peso, en el aspecto psicológico y mental es lo mismo. Cada uno de nosotros tenemos unas características fisiológicas determinadas en el aspecto mental que hacen que el resultado no sea exactamente el mismo a la hora de vernos expuestos a las mismas situaciones. Dicho de otro modo, aún programando la misma información en todos nosotros, al ser los ordenadores distintos en sus componentes los resultados nunca pueden ser exactamente iguales. Por lo que es cuestión tanto de aprendizaje como de genética, resultando fundamental el que dediquemos tiempo a conocer nuestras capacidades personales y sobre todo nuestras limitaciones para trabajar en la medida de lo posible en su eliminación o atenuación.
 

 Un ejemplo, si tenemos miedo a dormir solos en la oscuridad, en función de nuestro grado de miedo deberemos hacer un trabajo progresivo de adaptación a este tipo de situaciones. Podemos empezar por hacerlo en principio acompañados y durante cortos instantes de tiempo que iremos incrementando y comenzando así mismo por lugares cercanos de nuestra confianza para ir entrando poco a poco cada vez más en terreno desconocido, y pasar a hacer los ejercicios en un momento dado en solitario (para comprender mejor que es el miedo, los mecanismos del miedo y como nos afectan se puede consultar este trabajo EL MIEDO, EL PÁNICO Y COMO TRATAR DE AFRONTARLO). Con un trabajo perseverante sobre el tema iremos sustituyendo la programación anterior, la anterior información negativa almacenada en nuestra memoria, con la nueva, pasando a tener una nueva información positiva que nos de la confianza necesaria para afrontar ese tipo de situaciones. Por lo explicado antes, por las características propias de personalidad de cada uno de nosotros, este tipo de reprogramación puede llevar desde semanas hasta años en función de la firmeza de la “impronta” que tengamos en un aspecto determinado, pero está claro que nunca será lo mismo afrontar una situación de supervivencia con un pánico exagerado a la oscuridad que hacerlo una vez que hemos trabajo y entrenado nuestra mente al respecto. 

continuará...

Saludos.

ACS Parte IV: TENSIONES

A.C.S.

(ACTITUD CORRECTA de SUPERVIVENCIA)
Parte IV: TENSIONES




 En la tercera parte del estudio de la A.C.S., terminábamos así: 
“¿Cuales son esas tensiones físicas y mentales comunes que afectan a la capacidad de enfrentarse con una situación de supervivencia? Dolor, frío, calor, sed, hambre, fatiga, aburrimiento, soledad...” 

 Vamos a acercarnos entonces a estas tensiones, a estos grandes enemigos de la supervivencia, para comprender mejor en que forma trabajaremos llegado el caso sobre ellas, aún teniendo claro que cada una de ellas merecería un exhaustivo trabajo. Pero nos servirá para entender mejor el porqué de los desafortunados hechos acaecidos en las reseñas que vimos en el anterior capítulo sobre Ed Wardle, Chris McCandless, y Carl McCunn, así como en cualquier otra situación de supervivencia.

 Aunque antes me gustaría hacer una aclaración. Cuando por primera vez presenté este tema en un foro, alguien me planteó y creo que con acierto, si el miedo sería un factor más a añadir a estas tensiones o sería un factor que los englobaría a todos. Efectivamente, el miedo siempre está en el origen de muchos de los comportamientos erráticos y absurdos que tenemos las personas. He dedicado muchas horas a estudiar y entender el miedo y, la realidad es que las personas no son conscientes hasta que punto el miedo condiciona sus vidas, oculto casi siempre bajo mil razones exculpatorias para poder justificar nuestros actos y que en nuestro consciente no parezcamos "unos cobardes". Pero explicar unos modos de comportamiento reduciéndolos al miedo, decir: "lo mejor para sobrevivir es controlar el miedo"; aunque sea una gran verdad, es demasiado abstracto. En la práctica no se entenderá, no se sabrá realmente lo que se tiene que hacer. De ahí que considero que el mejor camino para combatir el miedo es el conocimiento. Suelo afirmar que en general, "la ignorancia lleva al miedo, y el miedo lleva al caos". Por eso estudiamos, nos preparamos y nos prevenimos buscando "la verdad" en la supervivencia, porque cuanto más conocimiento fiable y contrastado tengamos sobre que ocurre en el proceso de la supervivencia, tanto en el aspecto físico como psicológico, menos miedo tendremos y más probabilidad tendremos de sobrevivir :idea: . Otra cosa sería hacer un trabajo desde un punto de vista teórico de lo que es el miedo, ¡un gran aliado! :shock: y de lo que realmente es un peligro cuando comienza a hacer aparición y dejamos que sea nuestro único dueño, ¡el pánico! Pero ahora sigamos con las tensiones habituales en supervivencia.


- Dolor: El dolor es la forma que tiene el cuerpo de expresar que hay una lesión. Esto en si mismo no es perjudicial, pero evidentemente resulta molesto. A veces no percibimos el dolor si nuestra mente está ocupada en otros temas, pero si no hacemos nada al respecto, el dolor nos acabará doblegando y nos puede debilitar la voluntad de sobrevivir. Sin embargo, se puede llegar a soportar el dolor si: 

. Se comprende su origen y naturaleza. 
. Se reconoce como algo que se puede soportar. 
. Nos concentramos en las actividades que tenemos que hacer y seguimos ocupados. 
. Nos enorgullecemos de la capacidad de soportarlo. 
. Tenemos una preparación previa con una mentalización adecuada. 

 Hay que tener así mismo en cuenta que el umbral del dolor no es el mismo para todas las personas. La misma lesión de entrada para algunos será insoportable y otros podrán asumirla sin que les suponga un lastre excesivo. Esto que ocurre en todas las tensiones, en esta en concreto quizá es menos evidente y hay que valorarlo convenientemente si estamos en grupo para evitar conflictos y sufrimientos suplementarios. Se sabe que la preparación psicológica aumenta el umbral del dolor, o sea, que un dolor que para una persona anteriormente podía ser insoportable puede llegar a ser tolerable, de ese tema hablaremos cuando abordemos el entrenamiento en su capítulo correspondiente de la A.C.S.

- Calor: Una exposición prolongada y no habitual al calor produce debilidad. Sin embargo, el cuerpo puede adaptarse con bastante éxito a temperaturas elevadas. La circulación sanguínea, el cuerpo, el corazón y las glándulas sudoríparas tardan de dos a seis días en adaptarse un clima caluroso. Cuando no tengamos más remedio que exponernos al sol directamente en un clima caluroso, hay que cubrirse la cabeza. En este sentido seamos siempre previsores y anticipemos el taparnos incluso antes de que sea realmente necesario, si esperamos a sentirnos incómodos ya será tarde, procuraremos si es necesario hacer un gorro de "fortuna" con alguna prenda u otro material que nos pueda servir para tal fin. Si llevamos crema protectora, podemos ir sin mangas y sin perneras, si no mejor ir cubiertos para evitar quemaduras y no olvidar echar protector en la cara y en el cuello. Si la situación lo permite, es mejor no realizar esfuerzos durante las horas de máximo calor. 

- Frío: Que decir del frío y la hipotermia, la conocida "muerte dulce", aunque es un apartado que en general es de los que más se tiene en cuenta por la mayoría de personas en todas sus actividades, tengo pendiente un post para abordar este tema con mayor detalle y comentar algunas peculiaridades que no son tan comúnmente conocidas, sobre todo para quienes se inician en el estudio de estas materias (en su momento lo enlazaré aquí).

- Sed: Dos de los problemas más graves de la supervivencia son la sed y la deshidratación. La sed, aunque no sea extrema, puede limitar la capacidad de raciocinio y llevarnos a tomar decisiones equivocadas (y lo digo por experiencia propia). Hay que beber en abundancia donde haya una provisión suficiente, sobre todo si ingerimos alimentos. Si el suministro de agua es reducido, hay que reducir la ingesta de alimentos. El cuerpo necesita una mayor cantidad de agua para transportar los desechos alimentarios ya que cierta cantidad de agua es absorbida en el intestino delgado, aproximadamente la equivalente a la aportada por la bilis y el jugo pancreático. La principal función del colon es absorber agua y reducir los desechos a consistencia semisólida, lo que origina que el cuerpo se deshidrate con más rapidez. Casi todas las etapas de deshidratación se pueden revertir bebiendo agua en cantidad suficiente. 

- Hambre: Un deseo de comer no satisfecho afecta a la actitud, a la moral y al deseo de sobrevivir. Si este estado no cambia, aparecen los siguientes síntomas de desnutrición: pérdida de peso, debilidad, mareos, pérdida del conocimiento al ponerse de pie apresuradamente, velocidad cardíaca más lenta, mayor sensibilidad al frío y aumento de la sed. En muchas zonas pueden encontrarse gran cantidad de vegetales o animales que quizá no haya considerado como alimentos (sobre todo los primeros donde la inercia de la costumbre nos puede llevar obsesivamente a buscar la carne la-cruda-realidad-f6/la-debilidad-de-la-carne-t66/ ) . Para sobrevivir, es preciso vencer los prejuicios alimentarios e ingerir cualquier cosa que sea comestible psicologia-f5/que-asco-de-vida-t172/ . Y no debemos olvidar que lo peor son los primeros dos o tres días, ya que según recientes estudios, el cuerpo tiene un dispositivo automático para suprimir el apetito. Es un compuesto llamado quetona, para la descomposición de los productos de los ácidos grasos. Cuando se ayuna, el cuerpo aumenta la producción de quetonas, que se libran en la corriente sanguínea. A medida que aumenta la cantidad de quetonas disminuye el apetito. 


- Fatiga: Sentirse cansado también reduce la capacidad mental, hace que estemos menos atentos y mostremos indiferencia. El esfuerzo excesivo causa fatiga, pero también indefensión, falta de objetivos, insatisfacción, frustración, apatía y aburrimiento. El descanso, evidentemente, es el medio principal de vencer la fatiga causada por una actividad física excesiva. Es posible detectar el momento en que alcanzaremos este estado que afectará a nuestra capacidad mental y física. La fatiga causada por una actitud mental negativa puede ser vencida a veces con un cambio de actividad, con la realización de un ejercicio suave o conversando con los demás compañeros. Tampoco podemos dejar de ser previsores en este aspecto y debemos tener en nuestra vida cotidiana una preparación física razonable que nos permita abordar con ciertas garantías los esfuerzos necesarios en una situación imprevista de supervivencia. No, no se trata de estar preparados para correr “La Marathon”, sobre ese tema hablaremos también cuando abordemos el entrenamiento y su planificación para la supervivencia en esta serie de trabajos sobre la A.C.S. Así mismo dentro de este apartado podemos incluir la fatiga por no dormir. La fatiga no es lo mismo que la somnolencia. Por lo general, la somnolencia es la sensación de una necesidad de dormir, mientras que la fatiga es una falta de energía y de motivación. La somnolencia y la apatía (un sentimiento de no importar qué nos suceda) pueden ser síntomas que acompañan a la fatiga. Algo que habitualmente no veo comentar es que nunca debemos descuidar el dormir un mínimo razonable de tiempo (el número de horas depende de cada persona en concreto), puesto que al hacerlo no sólo descansamos físicamente, sino mentalmente, una persona que permaneciera tumbada durante varios días sin realizar ningún tipo de actividad física y limitándose a descansar el cuerpo, acabará irremediablemente teniendo problemas graves y enfermando. Recuerdo al respecto unas pruebas que hicieron en el ejército de Israel donde tuvieron durante varios días a algunos de sus pilotos de combate sentados en los cazas sin permitirles dormir para ver cuanto tiempo podían ser operativos de forma razonable antes de tener problemas serios. Se consideró que entorno a los tres días (una vez más el 3) era el tiempo prudencial en que podían estar continuamente de servicio antes de empezar a tener incluso alucinaciones donde veían ya lo que no había en el cielo si tenían que volar en esas condiciones :? . La fatiga puede por tanto ser una respuesta normal e importante al esfuerzo físico, al estrés emocional, al aburrimiento o a la falta de sueño.

- Aburrimiento: La reiteración y la uniformidad son dos factores causantes del aburrimiento. Con el aburrimiento viene la falta de interés, las sensaciones de tensión y la ansiedad o depresión. Sobre todo cuando no vemos la luz al final del túnel y nos sentimos frustrados por ello. Para vencer el aburrimiento, tengamos siempre cual es nuestro objetivo LA SUPERVIVENCIA, y observemos cómo las tareas que realizamos encajan en el plan general. Aquí la iniciativa de la que hablamos en LA FLEXIBILIDAD resulta una gran aliado, busquemos soluciones y trabajemos en ellas, no nos dejemos arrastrar por el aburrimiento a un pozo cada vez más hondo :( 

- Soledad: Esta es una tensión que casi todo el mundo tiene en cuenta, pero que casi nadie entiende en su auténtica naturaleza. No deja de provocarme un sentimiento de estupor el ver como en algunos foros hay quien presume de “su gran capacidad para vivir solo”. Gran ignorancia demuestran quienes hablan de ese modo, pues están teorizando y realmente desconocen lo que es verse sometido a la presión en aumento constante para el común de los mortales de que pasen los días y estemos solos y sin nadie a nuestro lado con quien compartir nuestras cargas. Es muy bonito y hasta gratificante marcharse unos días por ahí uno solo y cuando nos apetezca volver al “rebaño”, pero eso no es la “soledad en supervivencia”, una soledad forzada e impuesta por accidente o por ignorancia, por una circustancia imprevista y no deseada, y de la que trataremos de escapar a toda costa porque nos devorará desde dentro como un parásito. Sentirse aislado, y especialmente bajo condiciones que hacen peligrar nuestra vida, suele provocar un motivo de tensión y una sensación, que puede conducir a la aparición de sentimientos de indefensión y desesperación. La autosuficiencia desempeña aquí un papel fundamental a la hora de superar estos sentimientos. 

   Una de las mejores recreaciones de lo que es el problema de la soledad
  en una situación de supervivencia la podemos ver en la película Naúfrago


 Una vez más, para todo esto, el entrenamiento previo es fundamental. Si durante nuestra vida hemos desarrollado la autosuficiencia, si hemos aprendido a manejarnos por nosotros mismos, a sentirnos cómodos cuando estamos solos forzadamente, y a aceptar nuevos entornos y enfrentarnos con nuevos problemas. Aquí gozamos de cierta ventaja quienes tenemos formación militar, instruidos para ser activos, para planificar y para pensar con un propósito deliberado, para tener iniciativa. Importantes medidas para contrarrestar la soledad que no obstante cualquier persona puede adquirir. Con práctica se puede aumentar la autosuficiencia, es decir la capacidad de funcionar de forma completamente autónoma. Así en una situación de supervivencia, cada día tendremos oportunidades de hacerlo. Tomar nuestras propias decisiones y depender de nosotros mismos, explorar nuevas situaciones y solucionar nuevos problemas. Aprender a aceptar la realidad de nuevas situaciones o de emergencias y, en consecuencia, tomar las acciones adecuadas. Este es uno de los requerimientos psicológicos más importantes para la supervivencia. No apoltronarse y no obsesionarse con ideas negativas. Una técnica que personalmente he desarrollado con éxito para no caer en las obsesiones consiste en la "distracción" (un tema que también abordaremos más a fondo en la siguiente parte). Cuando nos viene a la cabeza repetidamente una misma idea negativa hay que procurar centrase en una actividad que nos distraiga en vez de luchar contra ello para no retroalimentar el pensamiento. Así que sobre todo ¡Manteneros ocupados! 

continuará...

Saludos.

ACS Parte III: LA VOLUNTAD DE VIVIR

A.C.S.

(ACTITUD CORRECTA de SUPERVIVENCIA)
Parte III: LA VOLUNTAD DE VIVIR


Sobrevivir en un territorio alejado de la civilización requiere de una preparación psicológica que va más allá de saber hacer fuego o poner trampas para cazar.
 Desmenuzando el concepto de la Actitud Correcta de Supervivencia vimos en la segunda parte una de las dos patas fundamentales, la flexibilidad, y dejamos para esta tercera parte la voluntad de vivir. Hay que tener claro no obstante que ambas cualidades van entrelazadas y son inseparables, ninguna es más importante que la otra y las dos interaccionan en la A.C.S. para sacarnos adelante cuando luchamos por sobrevivir.
 
 Si preguntáramos a alguien antes de emprender una aventura a un lugar inhóspito, si está seguro de querer vivir, de tener voluntad para vivir, nos dirá que si le estamos tomando el pelo o que si estamos locos. Pero la realidad nos enseña que cuando las situaciones empiezan a ir realmente cuesta abajo es más fácil perder esa voluntad de vivir de lo que en un principio se podría pensar. Cuando se trata de la motivación para vivir dos de los peligros más graves para la supervivencia son el deseo de comodidad y una actitud pasiva. Se debe reconocer que estos peligros representan actitudes que siguen pautas de menor resistencia, que anulan el esfuerzo o el deseo de enfrentarse al estrés y que consiguen que la principal preocupación sea esa situación concreta, en lugar del problema general de supervivencia.
 
 Para superar el primer peligro, el deseo de comodidad, se necesita cambiar el ideal de “bienestar”. Y la clave del cambio es totalmente obvia: comparar la incomodidad actual con la que se tendrá si no corregimos esta situación. La incomodidad que se sufre al comienzo es un problema temporal y si nos quedamos en ella con toda probabilidad continuará indefinidamente e irá aumentando de intensidad. Conocer el grado de incomodidad que se es capaz de soportar y comprender ese deseo de bienestar nos ayudarán a continuar. Siempre tenemos que tener presente que la comodidad no es en absoluto esencial y que esta es un factor subjetivo en gran medida. No cabe duda que, para el hombre moderno y aburguesado del “primer mundo”, el bienestar es un modelo muy alejado de lo que sería una situación de supervivencia imprevista en la que peligrara su vida, al no tener a mano abundantemente los elementos básicos para la vida a los que está acostumbrado en su vida cotidiana. 
Para evitar el segundo peligro, la actitud pasiva, se debe conocer que es lo que la provoca. Algunos estados físicos contribuyen a fomentar la actitud pasiva, como el agotamiento provocado por una prolongada exposición al frío, la deshidratación, la fatiga, la debilidad por la falta de alimentación, y las enfermedades. Estos estados se deben combatir con planificaciones adecuadas y con decisiones sensatas. La falta de voluntad de sobrevivir puede también dar como resultado una actitud pasiva. El letargo, el entumecimiento mental y la indiferencia van surgiendo sin que nos demos cuenta, pero de repente tomarán posesión de nosotros y nos dejarán absolutamente indefensos. 
Son tristemente conocidos varios casos de aventureros que nos pueden servir de ejemplo para ver como se puede desembocar en un resultado fatal si no se atajan a tiempo este tipo de actitudes opuestas a la A.C.S. Entre los más célebres tenemos los de Ed Wardle, Chris McCandless, y Carl McCunn, especialmente los dos últimos que acabaron con el resultado de la muerte de ambos. 

 Ed Wardle, director de reportajes de aventura de Channel 4 y colaborador de National Geographic, cuando se propuso cumplir con un reto aventurero para su propio programa en Channel 4 'Alone in the wild': pasar tres meses luchando contra la naturaleza en el difícil terreno del Yukon, en el extremo noroeste de Canadá y territorio integrante del majestuoso conjunto que conforman las Montañas Rocosas. 
Pues bien, la convicción duró siete semanas. Y es que pasado ese tiempo, 50 días, Wardle era encontrado en mitad de los bosques en estado de inanición para ser recogido en helicóptero y trasladado a la ya añorada civilización. 
Es interesante la declaración del director de Media Watch, John Beyer, ha asegurado al rotativo 'Daily Mail' que para "enviar a gente a este tipo de expedición, ellos deben estar realmente seguros de que estén a la altura y tienen las habilidades necesarias para sobrevivir". 

Ed Wardle durante sus "correrías..."

 Christopher Johnson McCandless fue un estadounidense que murió de inanición cerca del Parque Nacional Denali, después de vivir en solitario en medio de la tundra de Alaska, con escasa comida y equipo, por casi 4 meses. 
El 6 de septiembre de 1992, dos excursionistas y un grupo de los cazadores de alces encontró esta nota en la puerta del autobús: 
“S.O.S., necesito su ayuda. Estoy herido, cerca de morir, y demasiado débil para hacer una caminata. Estoy completamente solo, no es ningún chiste. En el nombre de Dios, por favor permanezcan aquí para salvarme. Estoy recolectando bayas cerca de aquí y volveré esta tarde. Gracias, Chris McCandless. Agosto” 
Era el 12 de agosto, día que escribió lo que se asume fueron sus palabras finales en su diario. Arrancó la página final del libro de memorias de Louis L’Amour, “Educación de un hombre errante”. En el otro lado de la página, Chris agregó, “he tenido una vida feliz y doy gracias al Señor. Adiós, bendiciones a todos”. 
Su cuerpo se encontró en su saco de dormir dentro del autobús, con apenas 30 kilos de peso. Llevaba muerto más de dos semanas. Su causa oficial de muerte fue inanición.
 
 El periodista, escritor y montañero estadounidense Jon Krakauer hizo de McCandless una figura heroica para muchos. En 2002, el autobús abandonado donde McCandless acampó se volvió un destino turístico. La película Into the Wild, (traducida al español como Hacia rutas salvajes) basada en el libro de Jon Krakauer, fue lanzada en septiembre de 2007 con aclamación de la crítica, entre ellos Roger Ebert. 
 
 Aunque Krakauer y sus lectores tienen una visión simpatizante con McCandless, algunos habitantes de Alaska mantienen una visión más bien negativa de McCandless y de aquellos que tiñen su vida como romántica. Debido al hecho que no tenía ningún mapa, McCandless estaba desinformado de la existencia de un vagón colgante a 400 metros donde no pudo cruzar el río Teklanika (dispositivo colgante de un cable de acero para cruzar el río usando poleas), y también de la existencia de cabañas abastecidas con suministros de emergencia 6 millas al sur del autobús, aunque estos últimos estaban destruidos y los suministros estropeados, probablemente por obra del propio McCandless, como se detalla en el documental de Lamothe.
 
 El guardabosque Peter Christian, del Alaskan Park, escribió: “Estoy continuamente expuesto a lo que yo llamo el ‘Fenómeno McCandless’. Son casi siempre hombres jóvenes los que vienen a Alaska para desafiarse a sí mismos contra un paisaje desierto, donde el acceso es difícil y las posibilidades de rescate son prácticamente inexistentes. […] Cuando usted considera lo que hizo McCandless, desde mi perspectiva, se ve rápidamente que fue simplemente tonto, trágico, y desconsiderado. Primero, empleó muy poco tiempo en el aprendizaje de cómo era realmente la vida salvaje. Llegó al Stampede Trail incluso sin un mapa del área. Si él hubiera tenido un mapa podría haber salido sin dificultades. 
Judith Kleinfeld escribió en Anchorage Daily News que “muchos habitantes de Alaska reaccionaron con rabia frente a su estupidez. Tendría que ser un completo idiota, afirman, para morirse de inanición en pleno verano a 20 millas de la carretera.” 

Christopher Johnson McCandless en un autorretrato delante del autobús en donde se le encontró muerto y que convirtió en su refugio

 En marzo de 1981, una avioneta dejó a Carl McCunn en un valle cualquiera en medio de la nada en Alaska. Cargado con 500 carretes, se disponía pasar el verano fotografiando la tundra y sus animales, totalmente sólo, hasta que lo vinieran a recoger. Sin embargo, cuando el frío llegó y el avión no aparecía, comenzó a dudar de si realmente había dejado claro que tenían que volver por él. 
 
 Los primeros meses fueron buenos. McCunn llegó cuando el invierno se estaba acabando y escribía con fascinación en su diario sobre el retorno de las aves acuáticas. Aunque reconocía que “los humanos estamos tan lejos de nuestro modo de vida moderno en un sitio como este”. 
Sin embargo, a comienzos de agosto, el tono del diario comenzó a cambiar. McCunn empezaba a mostrarse cada vez más preocupado a medida que los víveres comenzaban a escasear y las temperaturas a bajar. Mientras, el otoño llenaba el valle de tonos amarillos y ocres, y no paraba de llover. “Creo que debería haber preparado mi vuelta con más previsión. Pronto lo averiguaré. Se acaban los guisantes. Puede ser que no duren más de dos semanas. El arroz se acabó ayer”. 

 McCunn comenzó a complementar su dieta con pescado y carne de pato. “No puedo olvidarme de los cartuchos que tiré hace un par de meses. Tenía cinco cajas y cada vez que las veía me sentía tan ridículo de haber traído tantas. Así que las tiré todas… al lago… menos una docena… realmente inteligente. ¿Quién iba a pensar que las iba a necesitar para evitar morirme de hambre?” 
A mediados de agosto, McCunn comenzó a dedicar la mayor parte del tiempo a buscar comida. Sin rastro del avión, la angustia de McCunn crecía. “Por favor, no me dejéis aquí. No vine aquí para esto”. Según parece, en otra de sus estancias en la naturaleza, McCunn también había regresado más tarde de lo esperado, en esa ocasión su padre avisó a la policía, que comenzó a buscarlo. A su regreso McCunn pidió a su padre que no lo volviera hacer. Sin embargo, esta vez fueron sus amigos los que al comenzar a preocuparse pidieron a los “troopers” de Alaska (la policía del estado) que fueran a echar un vistazo para ver cómo estaba el fotógrafo. 

 Así lo hicieron. El “trooper” David Hamilton sobrevoló el campamento de McCunn. La primera vez, lo vio ondeando una bolsa roja. A la segunda pasada, lo vio saludando de manera desenfadada. Cuando pasó la tercera vez, McCunn se dio la vuelta y caminó hacia la tienda. Hamilton asumió que no pasaba nada. Sin embargo, lo que McCunn escribió en su diario era muy diferente. McCunn explicaba lo eufórico que estaba cuando avistó la avioneta. Aunque el mismo se dio cuenta que había enviado la señal equivocada al piloto. Que sus gestos se podían interpretar erróneamente. “Recuerdo haber saludado con mi mano derecha y alzar el puño moviéndolo cuando el avión pasó por segunda vez. Era un especie de hurra, como cuando tu equipo anota un tanto”. Se dio cuenta que la señal era similar a la de “todo está bien… ¡no esperes! Probablemente han pensado que era sólo un tipo raro. ¡Dios, no puedo creerlo!”.
 
 En octubre la situación comenzaba a ser crítica, McCunn tenía que espabilarse para evitar que los lobos y zorros le robaran los conejos que quedaban atrapados en sus trampas. “Ha sido un día terrible. Las manos cada día están más congeladas. Me queda sólo una ración de guisantes. Sinceramente, empiezo a preocuparme por mi propia vida. Pero no me rendiré”. Para noviembre, se le acabó la comida. Sólo le quedaban unas especias. “Me siento muy depre. Aunque no estoy acabado del todo, ando muy cerca”. También anotó que estaba considerando la opción de intentar llegar hasta Fort Yukon caminando, unos 120 kilómetros de distancia. Escribe una carta a su padre, diciéndole como revelar sus carretes. Atrapa una ardilla “pero parece sólo una broma, incluso hasta cuando te comes los huesos”. A finales de noviembre, McCunn empezaba a tener mareos. “Me siento miserable. Los últimos tres días me he despertado con escalofríos. No puedo soportarlo mucho más. No puedo evitar pensar en la bala”. Usó el poco fuel que le quedaba para avivar el fuego por última vez. “Cuando las cenizas se enfríen, me enfriaré con ellas”. “Dios del Cielo amado, por favor, perdóname, mi debilidad y mis pecados. Por favor, cuida de mi familia”. Añadió una nota separada para pedir que sus cosas le fueran devueltas a su padre. Y daba instrucciones al que lo encontrara para que se quedara con su rifle y su escopeta. Esa era su voluntad. Firmaba con su nombre y adjuntaba su carnet de conducir de Alaska. “El de la identificación soy yo, por supuesto”. Con estas palabras, acababa el diario y la vida de Carl McCunn, ocho meses y medio después de haberse bajado del avión. “Dicen que no duele” y se pegó un tiro en la cabeza.
 
 Murió con 35 años, en medio de la nada, junto a un lago sin nombre en un valle sin nombre. Según la descripción de su padre, era un joven extrovertido, de 1.80 metros de altura, unos 100 kilogramos de peso y de pelo rojizo, rubio. 
Los “troopers” de Alaska encontraron su campamento el 2 de febrero del año siguiente. Cuando cortaron el material congelado de su tienda, encontraron su cuerpo en una cama que se había hecho el mismo. Junto a él, su diario, unas 100 hojas sueltas que comenzaban en letras mayúsculas claras con el maravilloso regreso de la vida al valle y que, poco a poco, se convirtió en una cruda crónica de esperanzas pérdidas, miedo y desesperación. El juez de instrucción, después de examinar el diario y teniendo en cuenta el testimonio de sus amigos, concluyó que McCunn no acabó de concretar los detalles para su recogida. Fue un error. Como también lo fue deshacerse de los cartuchos de forma prematura, quedarse en la zona hasta tan entrado el frío o hacer señales confusas e incorrectas al avión. El juez dictaminó que su muerte había sido un suicidio. 

 Debo decir que los casos anteriormente reseñados he procurado reducir los detalles superficiales al máximo para no hacer el post aún más largo. Un post sobre cada uno de ellos puede ser un trabajo interesante para ver aún más al detalle cada caso en cuestión. Sobre estos casos he tenido debates con compañeros en otros foros porque un servidor criticaba sus modos de actuar y para muchos son “ídolos”. Sobre el último en cuestión recuerdo en particular que ya había dicho que era un suicidio antes de tan siquiera saber que un juez ya lo había hecho después de estudiar el caso. Creo que en el contexto de este trabajo pocos podrán poner objeciones a estas conclusiones sobre tan disparatada manera de obrar. La mayoría de quienes leen una reseña sobre los desafortunados hechos aquí narrados no reparan en que principalmente lo que llevó al desastre a estos aventureros fueron cuestiones psicológicas que les hicieron tomar decisiones incorrectas, en los tres casos no supieron tener una A.C.S. La conclusión es clara, si dominar las técnicas es importante, igualmente lo es trabajar la actitud, la preparación mental para sobrevivir y prevalecer en caso de que nuestra vida peligre. Roy Burns (1), gran experto en supervivencia (y que entre otras muchas cosas ha trabajado profesionalmente como tal en U.S.A.) explica que desarrollar la voluntad de sobrevivir es un proceso continuo: "Debes ensayar tu voluntad de sobrevivir y tu voluntad de vencer cada día para ser eficaz".

 Por lo tanto, es muy importante saber reconocer el comienzo de una actitud pasiva tanto en nosotros como en un compañero, tener el conocimiento para comprender lo que está ocurriendo o puede ocurrir, los primeros indicios son un aire de resignación, tranquilidad excesiva, falta de comunicación, pérdida de apetito y alejamiento del grupo. La mejor forma de enfrentarse a este tipo de actitud es contrarrestar las tensiones físicas y mentales que lo han producido. 
¿Cuales son esas tensiones físicas y mentales comunes que afectan a la capacidad de enfrentarse con una situación de supervivencia? Dolor, frío, calor, sed, hambre, fatiga, aburrimiento, soledad... En la próxima parte trabajaremos sobre ello. 
Saludos. 

(1): Roy Burns http://www.laglobalsecurity.com/index.php/leadership

continuará...

Saludos.

A.C.S. Parte II: FLEXIBILIDAD

A.C.S.

(ACTITUD CORRECTA de SUPERVIVENCIA)
Parte II: FLEXIBILIDAD



 En la primera parte veíamos como la supervivencia en general es más una “actitud” que un conjunto de técnicas y lo importante que era el conseguir que esa actitud fuera la correcta, o sea, la A.C.S. (Actitud Correcta de Supervivencia). Una vez aclarado el término y, sobre todo el concepto, vamos a desmenuzarlo.
 
 Bien, vemos que en la A.C.S. una cualidad fundamental es la motivación para vivir, pero la otra cualidad no menos importante es la “flexibilidad”. Vamos a tratar en primer lugar de la flexibilidad que es un término quizá más “vago” y que creo que necesita una explicación para tener claro el concepto. Para ello me voy a servir de ejemplo de los hombres que para la mayoría de entendidos son el modelo a seguir cuando se tocan estos temas, los hombres de las Operaciones Especiales (esta denominación es la más comúnmente utilizada en nuestro país) o Fuerzas Especiales. ¿Cuáles son las cualidades reales más importantes que se buscan en los candidatos a ingresar en las “OEs”? Una de ellas es la conocida como “dotes de supervivencia”, es decir, las cualidades que tienen los “supervivientes”. Según podemos leer en el magnífico libro de Tom Clancy “Fuerzas especiales”, “Los supervivientes son los que todavía aguantan tras un enfrentamiento difícil o mortal. Son los que considerarán las opciones disponibles, maniobrarán a través del caos y triunfarán. ¿Cómo se puede decir con antelación quiénes son los supervivientes? No se puede decir con exactitud, porque siempre hay un componente de buena suerte, pero puedes seleccionar los rasgos que los supervivientes poseen, y después esperar que sea así”.
 
 Cuenta que cuando preguntó a los instructores del 1ºSFTG que identificasen el rasgo principal, oía siempre la misma palabra, “agilidad”. 
“Los gatos son ágiles, así como la mayor parte de los animales salvajes. Y la mayor parte de los soldados de las Fuerzas especiales son ágiles en este sentido. Pero también son ágiles en sentidos que van más allá de la mera gracia y rapidez animal. Para entenderlo mejor, comparemos agilidad con otro término que , a menudo, se utiliza en círculos militares “flexibilidad”. Flexibilidad es, por supuesto, algo positivo. Quiere decir que te puedes adaptar, cambiar; quiere decir que no eres rígido o conservador. Para las Fuerzas Especiales esto no es suficiente, para ellas, ser flexible es tener capacidad de reacción. Es la forma de responder a problemas o situaciones, más que controlarlas. Por otro lado, agilidad, ya sea mental o física, es ante todo tener iniciativa. Aquellos que la poseen, tienen ventaja en casi todo tipo de situación. De hecho. Para muchos miembros de las FE, su agilidad es su armadura. Con ella se protegen a sí mismos de una manera que no se da en las unidades convencionales del ejército de EE.UU., en que la práctica habitual es no considerar cualidades como la agilidad en los jóvenes soldados, marineros, marines o miembros de las fuerzas aéreas. A los hombres con iniciativa se les considera como rebeldes, aventureros, o personas independientes; y ello a largo plazo va en detrimento, por lo general, de su carrera en el ejército. Y sin embargo, tales personas son exactamente las que necesitan las FE.”. 

Los hombres de operaciones especiales, el más claro exponente de la flexibilidad militar




 Como podemos ver, la FLEXIBILIDAD (agilidad), no es algo que se me haya ocurrido sólo a mí como una de las partes fundamentales de la supervivencia, nada menos que los instructores del 1.er Grupo de Entrenamiento de las Fuerzas Especiales Aerotransportado ( 1ºSFTG) que forma parte del Centro de Guerra Especial JFK en Fort Bragg, donde se forma a los futuros Boinas Verdes (entre otros), lo consideran así. Como curiosidad comentar que el centro y colegio sito allí comenzó sus actividades en 1951 como un centro de “guerra psicológica”. :) 
Es interesante ver también las conclusiones que Tom Clancy saca sobre las cualidades físicas que se deben tener: “No, el personal de las FE no se parece a Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, o Jesse Ventura... La fuerza pura no se considera, por lo común, como una ventaja. En realidad las cualidades físicas se dirigen más hacia resistencia física y mental. Es cierto que los soldados de las FE suelen tener buenos músculos y estar en forma, pero no son sólo cuerpos de buena apariencia. En otras palabras, tienen más de nadadores de larga distancia; las cualidades mentales, tienen más valor que la fuerza física, para los futuros soldados de las FE”. 

 Así que lo lamento por aquellos que su “modelo de superviviente” sean personajes como John James Rambo, pero no se trata de eso. Es una pena que una buena película como “Acorralado” haya confundido tanto la imagen de lo que es realmente un Boina Verde, pero se ha confundido una parte de lo que se ve en la película, con el todo, un hombre de OEs es algo más de lo que parece ser en esa película.

John Rambo, el arquetipo de superviviente que "nos impuso" durante muchos años Holywood

 No obstante, para una aplicación correcta de la FLEXIBILIDAD aplicada a la supervivencia, particularmente cuando la enfocamos desde el punto de vista civil, no debemos pasar por alto por obvio el aspecto de la “planificación”. He empleado como ejemplo el “enfoque militar”, y particularmente el de las fuerzas especiales, porque resulta ser un modelo claro de entender, pero no podemos olvidar que estos hombres planean concienzudamente y tienen en cuenta a ser posible hasta el último detalle a la hora de afrontar sus misiones. Una aplicación de la flexibilidad bien entendida y aplicada a cualquier ámbito implica un alto grado de previsión, de toma de decisiones previas basadas en la posibilidad de vernos en un momento posterior en una situación comprometida para nuestra vida, nuestra integridad personal o la de los nuestros. Es más frecuente de lo que se pueda creer el hecho de verse en medio de una supervivencia real en situaciones comunes de la vida en las que no se ha tenido un mínimo de previsión, de planificación, algo que en mi estudio de este tema en estos últimos años he visto en demasiadas ocasiones. No se estudian las rutas, los viajes adecuadamente, se descuida el factor climatológico, se prescinde de materiales en el equipo absolutamente necesarios y se llevan otros que son meramente “decorativos” o inapropiados para la actividad que acometemos, se afrontan retos para los que no se tiene la preparación y el conocimiento debido, no se tiene un mínimo de preparación ante posibles catástrofes de tipo natural o social, etc. El tiempo que empleemos en ser previsores siempre será un tiempo bien empleado en caso de que nos encontremos con una situación imprevista y no deseada, sé que parece de perogrullo pero son incontables los ejemplos que podría poner en los que una mala planificación deviene en una situación prácticamente insalvable en muchos casos, aunque algunos de los que considero “modelos ejemplares” los veremos en el desarrollo de esta serie sobre la A.C.S. 

 Espero que haya quedado claro lo que implica la flexibilidad en supervivencia, no hay que obsesionarse con si es mejor el cuchillo grande o pequeño, si tal mochila o tal hornillo, si la sierra o el hacha, tener un equipo apropiado para el trabajo es útil, pero ante todo no seamos dogmáticos y estemos siempre abiertos a solucionar los problemas que se nos planteen de “mil maneras”, lo que vale para uno no siempre tiene porqué valer para otro, hay que tener unos principios de trabajo que nos darán el estudio y conocimiento de las distintas técnicas, pero tengamos iniciativa y seamos previsores, no descuidemos nunca previamente una planificación adecuada de las actividades que realizamos. Cuando sabemos que la Actitud Correcta de Supervivencia es la base, que lo fundamental es la voluntad y la flexibilidad siempre podremos “mirar” con otros ojos y no cegarnos con los conocimientos ni con las herramientas, ya sabéis, podemos tener tener todo el conocimiento y todo el kit del mundo, pero sin la A.C.S. todavía podemos perder.  

Imagen del tsunami de Indonesia. Es difícil saber lo que el destino nos puede deparar....
continuará...

Saludos.

ACTITUD CORRECTA de SUPERVIVENCIA Parte I

A.C.S.




Foto de "El milagro de los Andes"

Quienes van conociendo mi forma de pensar saben que suelo incidir en el hecho de que a mi modo de ver y en general la psicología (y por ende la mentalización) es la gran asignatura olvidada y pendiente en la preparación que realizan los usuarios de la "Supervivencia Deportiva". Pero, ¿de qué estamos hablando concretamente? Y lo que es más importante, ¿Cómo se puede entrenar esta cualidad basada en la voluntad de vivir y en la flexibilidad mental? Al estudio de estos temas llevo dedicando mucho tiempo, mi propia experiencia cuando serví en el ejército como Boina Verde ha sido decisiva para entender lo fundamental de una preparación psicológica adecuada y por eso este trabajo (y otros que vendrán en la medida que el tiempo me lo vaya permitiendo) que quiero compartir con todo el que quiera acercarse a los recónditos lugares de su mente. La causa del alejamiento de estos factores considero que es debida a que en los tiempos que nos tocan, en las sociedades aburguesadas que en general la mayoría de los usuarios de este tipo de afición nos toca vivir a día de hoy, no es frecuente que estemos sometidos a ningún tipo de estrés provocado por el hecho de que nos falte nada de lo realmente básico: comida, fuego, refugio, agua, medicamentos, y sobre todo “seguridad”, nuestra integridad física no corre ningún peligro concreto por no vivir en un ambiente hostil. Esto provoca que en el estudio de las técnicas de supervivencia, entre otras por citar algunas de las más básicas, estén el buscar y conseguir agua y alimento, el hacer fuego, el construir refugios, el orientarse, la preparación de los kit de supervivencia, y acaso el como conservar la salud. Pero lo que nadie estudia ni practica porque “no tiene necesidad de ello” es la motivación para vivir. Es curioso como hay casos destacados de personas que han sobrevivido a situaciones extremas de supervivencia sin haber tenido una preparación técnica en las facetas expuestas anteriormente, porque ante todo querían vivir y tuvieron la voluntad necesaria para vencer las dificultades con que se encontraron al tener una actitud correcta de supervivencia.



Foto de "El milagro de los Andes"


De esto último es de lo que os quiero hablar en este trabajo, y a lo que yo he dado en llamar Actitud Correcta de Supervivencia, o A.C.S. para abreviar. Dice John “Lofty” Wiseman en su famoso manual de supervivencia:

“Puedes tener todo el conocimiento y kit del mundo, pero sin esta motivación todavía puedes perder”.

Encontramos que en la pirámide fundamental de aprendizaje para el superviviente que a su modo de ver forman los principios básicos, Wiseman en la base, o sea en primer lugar, recalco, LOS CIMIENTOS, coloca primero la “Motivación para Vivir”, luego el “Conocimiento” y finalmente el “Kit”. Sé que esto puede descolocar a más de uno en sus preferencias a la hora de ver como se debe realizar la preparación, pero es lo que hay, y cuanto antes nos percatemos de ello antes podremos empezar a trabajar en conseguir la A.C.S.
Se debe aceptar el hecho de que en una situación de supervivencia no podremos saber el tiempo que estaremos, si estaremos solos y que equipo tendremos el cual puede ser mínimo. Hay que entender que esa situación se puede producir de modo inesperado y por tanto se debe estar preparado para ella. El conocimiento y la práctica de todas las técnicas que se realizarán realmente, descubriendo que realmente son útiles y que se pueden hacer cosas que antes nos podían parecer imposibles, ayudarán a eliminar las dudas que previamente pudiéramos tener sobre nuestra propia habilidad y resistencia. De ahí que en nuestra preparación nunca debamos olvidar tampoco el entrenamiento en las técnicas psicológicas y emocionales que nos ayuden a estar preparados llegado el imprevisto momento.



Foto de "El milagro de los Andes"

Es vital conocer los estados emocionales asociados con la supervivencia ya que forman parte de los elementos más importantes a la hora de determinar el éxito o el fracaso. Por eso Lorenzo Mediano en su ya clásico “Supervivencia en la naturaleza”, hace asimismo hincapié en el hecho de que para la supervivencia no basta con tener unos conocimientos, y que en contra de lo que pueda parecer, los errores más graves se deben más a causa psicológicas que a problemas de alimentación, abrigo o similares. Y es que lo habitual es encontrarnos con que la mayoría de las personas aficionadas al tema de la preparación en la supervivencia a lo primero que hacen mención es al hecho de que lo más importante es la mente, que esta es la principal herramienta que tenemos para salir airosos de una situación de supervivencia. Curiósamente estas mismas personas en un porcentaje muy alto no hacen una preparación adecuada en las técnicas relacionadas y llegado el caso es muy probable que no tengan una A.C.S. ¿Cuantos han pensado en lo siguiente?:
¿Cómo reacciono ante diversas situaciones imprevistas y peligrosas?
¿Qué significan las diversas señales, sentimientos, expresiones y reacciones que proyecto (y las de mis compañeros)?
¿Cuáles son mis niveles de tolerancia ante las diferentes tensiones físicas y mentales?
¿Cuáles son mis mayores debilidades en estos aspectos y cómo las puedo corregir?
¿Cómo puedo mantener y utilizar mis habilidades de forma eficaz para controlarme y mantener un correcto estado vital?
¿Cómo puedo influir en mis compañeros de tal forma que les ayude a ellos y a mi mismo?

Saber detectar todos estos indicios, es decir, conocerse a uno mismo, es muy importante en una situación de supervivencia pues indica directamente el grado de éxito con el que nos podremos enfrentar a las situaciones más graves:
-Miedo y ansiedad.
-Dolor, heridas y enfermedad.
-Frío y calor.
-Sed y hambre.
-Fatiga y privación del sueño.
-Aburrimiento, soledad y aislamiento.

Así que poco a poco vamos a seguir transitando por estos caminos y estáis invitados a colaborar con vuestras opiniones para ahondar en el conocimientos de estas materias y que dejen de ser un punto oscuro en el que nadie repara con la atención necesaria.

continuará...

Saludos.