lunes, 21 de agosto de 2017

”El Trampero” (Mountain Man)

Publicado originalmente en el foro TPS el Vie Dic 27, 2013 11:26 pm

 Esta vez si, reedito una lectura en el blog de muchísima calidad y ante todo para esparcimiento y diversión, que ya publiqué originalmente como algunos otros artículos en el foro Todo PUEPLO Supervivencia y que os puedo recomendar a quienes no la conozcáis sin riesgo alguno de equivocarme para vuestro disfrute :)

 Es probable que el título de esta obra a la mayoría no le resulte conocida, pero si menciono la película “Las aventuras de Jeremiah Johnson", de Sydney Pollack protagonizada por Robert Redford, la cuestión quizá empieze a sonar, ya que la misma  está basada en esta novela. Lo cierto es que después de haber acabado el libro, mi recomendación es que olvidéis la estupenda y conocida película porque debo decir que no fueron demasiado fieles a la obra de Vardis Fisher (31 Marzo 1895, Idaho, Estados Unidos – 9 Julio 1968) y para mí son dos obras bastante distintas. Para lo que nosotros tratamos en este foro el libro es claramente superior a la película a la hora de reflejar las duras vicisitudes por las que debe pasar el protagonista y explicarnos magistralmente cada detalle de ellas.

 La novela histórica originalmente titulada Mountain Man, (1965) narra la vida y aventuras de Samson J. Minard, cazador montaraz (en el prólogo se nos explica que en realidad no existe una traducción apropiada para el término Mountain Man, ya que estos hombres no eran lo que aquí usualmente conocemos como tramperos, aunque este sea el término más semejante) que recorre incansable las Montañas Rocosas, su hogar. El caso es que Sam Minard es el paradigma del trampero, casi un arquetipo, rodeado de tramperos reales, personas de carne y hueso que vivieron en esa época, pero, y aquí va el segundo plano de historicidad de la novela de Fisher, las peripecias de este arquetipo de trampero están basadas en las de un personaje real: John “Liver-eating” (John “Comehígados” Johnson). En su incesante y solitario deambular, tramperos como Sam, Solomon Silver, Jim Bridger o Cabellera Perdida Dan cazan, construyen sus propios refugios y llegan a emparejarse con indias Crow, Arapahoes o Pies Negros, haciendo de su irrenunciable libertad una forma de vida. «Sam vivía en un mundo de criaturas salvajes, muchas de los cuales eran asesinas: la comadreja, el armiño, el halcón, el águila, el lobo, el glotón, el puma, el grizzly, el gato montés… un mundo en el que la primera ley de vida era matar o escapar del que mataba».


 Voy a dejaros algunos párrafos de esta excelente obra (Un clásico de la literatura norteamericana), empezando por la descripción del protagonista, para que veáis que nada tiene que ver con el personaje de la película: 
«Era un gigante, incluso entre los hombres de la montaña del Oeste americano. Sin los mocasines alcanzaba el uno noventa y tres de altura y sin ropa pesaba alrededor de ciento veinticinco kilos. Tenía venintisiete años. Su oficio era el de trampero y las Montañas Rocosas y sus valles eran su hogar; y matar indios sólo significaba apartar cosas que se interponían en su camino. Admiraba el valor por encima de todas las demás virtudes; inmediatamente después venía el temple, y el tercero de los pocos valores por los que vivía era la compasión por los débiles o indefensos. Sus pasiones eran el amor a la vida, un combate mortal con un enemigo digno, la buena música, la buena comida y esa cualidad de la naturaleza que empujaría a un poeta a decir, cien años después, que su belleza continuaría rompiendo corazones cuando ya no quedasen corazones que romper. Además del rifle y de sus pistolas llevaba al cinto un cuchillo Bowie con una afilada hoja de veinticinco centímetros. Era un Bowie auténtico, no un Gren River ni un Laos ni cualquier otra imitación barata».

 Otro, sobre la página 100, enseñando a su mujer india: 
«Sabiendo que él no siempre estaría presente para protegerla, se pasó muchas horas enseñándola a disparar y a lanzar el cuchillo. La mayoría de los indios no tenían rifles y los pocos que los tenían nunca dejaban a sus mujeres tocarlos. El retroceso y el ruido de la explosión la asustaron al principio, pero estaba decidida y era capaz; tras cincuenta disparos podía darle a un objeto del tamaño de la cabeza de un hombre a cincuenta metros. Nunca llegó a dominar el pesado revolver, pero practicaba a diario con el cuchillo. Fue James Black quien empezó a fabricar cuchillos, que endurecía y templaba el acero con un método que nunca reveló a hombre alguno. Después de que James Bowie matase a tres asesinos contratados para matarlo con un cuchillo fabricado por Black, el arma empezó a ser conocida como un Bowie y se volvió tan famoso y tanto se extendió su uso que aparecieron escuelas en las que se enseñaba la lucha con el Bowie. De camino al Oeste, Sam había pasado un tiempo en una de esas escuelas. El auténtico Bowie tenía una guarda y además un filo por la parte opuesta de la cuchilla de unos seis centímetros desde la punta. Para lanzar, un cuchillo estaba fabricado y equilibrado para girar una, dos o tres veces desde cierta distancia. Sam había hecho que equilibrasen su cuchillo para que girase dos veces a nueve metros...».

 Página 292, cuando se ve envuelto en una situación de supervivencia pura: 
«...Caminaría y descansaría, caminaría y descansaría y volvería a caminar. La aureola del sol le decía que la temperatura estaba bajando. El frío podría ser mejor para él que la nevada, pues si tenía que atravesar nieve más alta que aquella pronto fracasaría. Nada agotaba tanto a hombre o animal como andar entre nieve blanda a la altura de la ingle. Mientras andaba, Sam veía su rumbo como una línea un poco al norte de lo que creía eran las Montañas Little Belt. Sería a unos ciento veinte kilómetros del río Judith donde podría encontrar bayas y huesos, o un conejo al que pudiese lanzar su cuchillo, o el reseco pellejo de un animal muerto. Para mitigar un poco el constante dolor de su estómago de vez en cuando cortaba un pedacito del borde de sus pantalones. Un hombre podía masticar un pedazo de cuero curtido durante una hora sin resultado alguno excepto que se convirtiría en una pulpa blanda e impermeable que le llenaría la boca. Lo que Sam hacía era chupar el humo y los tintes y tragárselos...»

 En definitiva una maravilla para quien guste disfrutar de los placeres de la buena lectura, de la historia, para quien le guste saber lo que era la naturaleza en su estado más salvaje, y por supuesto para quien sea aficionado al estudio de la supervivencia (con este libro no sólo uno se divierte, también se aprende).

 Saludos.

P.D.: Se me olvidaba, este libro en que se basa el artículo es la primera edición que se hace de Mayo de 2012, y nunca antes de esta fecha se había editado en nuestro país ;) .

1.Vardis Fisher, fue profesor universitario, periodista, ensayista, funcionario, novelista y poeta, aunque principalmente fue más conocido por sus populares novelas históricas del Viejo Oeste, su novela, Mountain Man aquí revisada, recibió el premio Spur Award en 1965 en la categoría de novela histórica. 



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