martes, 28 de enero de 2020

RICHARD JEWELL

"Los heroísmos en el cine de Eastwood son siempre ambiguos y ajenos a la épica. Como su ejemplar Bronco Billy, sus personajes son idealistas de un mundo obsoleto. Pero es justamente esa falta de grandeza a los ojos de la época lo que los eleva para la mirada de Eastwood, lo que los destaca -como a Jewell-cuando nada en su genética o circunstancias podría haberlo indicado". -Paula Vázquez Prieto, Diario La Nación.


  Decía después de salir del cine y ver esta película en un pequeño apunte "en mi face", que en mi caso aunque personalmente me encanta el cine de superhéroes, aún prefería más el cine de personas reales (aún con sus defectos como cualquiera) que llegado el caso pueden llegar a ser para con sus semejantes héroes de verdad, de carne y hueso y cotidianos, incluso aunque como también en este ocasión nos muestra Clint, el protagonista padeciera de sobrepeso y trabajara de vigilante de seguridad, y que ese era para mi "el gran acierto de este Eastwood". Y es que me encanta este empeño del anciano director estadounidense aún siendo políticamente incorrecto de mostrarnos como los héroes están ahí a nuestro alrededor en el día a día, pese a que nosotros como sociedad en muchos casos acabemos decidiendo ignorarlos e incluso hasta perseguirlos, como nos muestra ocurre con Richard Jewell, y anteriormente nos mostró ocurrió con “SULLY” y su "MILAGRO" EN EL RÍO HUDSON.


Richard Jewell en uno de sus primeros trabajos disfrutando con su carrito "como chico de los recados".

  La historia de Jewell es sobradamente conocida, al menos en lo básico, durante la olimpiada de verano de 1996 en Atlanta y mientras trabajaba como guardia de seguridad en un recinto en el que tenía lugar un concierto, vio una mochila sospechosa debajo de un banco y alertó a las autoridades, hecho este fundamental puesto que permitió iniciar la evacuación minutos antes de que esta detonara evitando una gran masacre ( a causa de la explosión sólo hubo un muerto directo, y otro indirecto por un infarto), pero siendo posteriormente y de forma errónea acusado de haber sido él quien la había colocado, y pasando de súbito de héroe a villano ante la opinión pública debido a una filtración de la policía a los medios de comunicación.


Richard durante el descanso en el trabajo "entrenando el dedo" con una pistola de juguete en una sala recreativa, un detalle muy importante como luego veremos a raíz de acabar en el ojo del huracán como acusado, y que es un buen ejemplo de hasta que punto llega la ignorancia y la estupidez en nuestra actual sociedad en cuanto a sus prejuicios al respecto de las personas aficionadas a las armas... 

 Pero como es natural, a nosotros en este blog no nos interesa sólo lo básico, sino mucho más, nos interesan particularmente algunos de aquellos detalles fundamentales de los que poder extraer una enseñanza, y que en esencia son los que nos muestra con gran acierto la película, aún con sus concesiones, que las hay, como en el caso del abogado, la periodista o el agente del FBI, del mismo modo que se hace en tantas otras obras como por ejemplo se hizo en la magnífica serie Chernobyl con la física nuclear soviética que interpreta Emily Watson, un personaje que nunca existió y que igualmente es simbólico y simplemente en la parte que muestra se usa para representar un todo. (No debemos olvidar que el cine, como la novela, son obras artísticas y culturales de ficción aún cuando estén basados en hechos reales y pertenezcan al género histórico). 

Richard tratando de hacer entender al presidente de Piedmont College, Raymond Cleere, que él se tomaba su trabajo de seguridad en serio, actitud que "sorprendentemente" provocó su despido, y posteriormente que a raíz de su intervención en el atentado este llamara al FBI acusándolo de ser un "fanático con insignia" que "escribía informes policiales épicos por infracciones menores".




 Y por supuesto no fue para nada casualidad que aquél día Jewell insistiera en que había que hacer algo al respecto de aquél paquete sospechoso que había llamado su atención, y sólo la suya, pese a que en aquel mismo recinto pudiera haber otro personal teóricamente más profesional y capacitado en aspectos policiales e incluso relacionados con un aspecto tan especializado como es el terrorismo. Richard Jewell era una persona con unos ideales y valores muy bien conceptuados en cuanto a como debía ser el trabajo de un agente de la ley, debiendo este estar siempre ante todo al servicio y protección de sus conciudadanos y vecinos, y por tanto teniendo claro la profesionalidad y ejemplaridad que constantemente se debía dar. Para él esta labor era algo tan grande, que su gran meta era llegar a ser algún día policía, y desde luego que podríamos decir que quizá fuera demasiado obsesivo en este aspecto, pero cuando se trata de servir y proteger a tus semejantes, es decir, de hacer el bien ¿Dónde está el problema? Y él fuera o no aún policía, vivía por y para esos preceptos, y preparándose cada día para esa misión en la medida de sus posibilidades, su espíritu era el de perro pastor, no el de oveja, y menos aún el de lobo... Cuando eres un perro pastor, sabes quien eres, y cual es tu propósito, Eastwood ya nos lo mostró también en una de sus películas en esta brillante escena de "El Francotirador":





 Así que si, por supuesto que es del todo lógico y normal que visto lo visto Richard Jewell fuera aficionado a las armas, como tantos otros "que se consideran perros pastores", no necesariamente es la profesión ni el uniforme lo que hace al perro pastor, sino su actitud, su modo de ver la vida y por supuesto de actuar en consecuencia.


Unas "pocas" armas, y lo digo con conocimiento de causa...

   Porque es que no son tantas, cualquier aficionado al tiro incluso en nuestro país puede tener LEGALMENTE un número de armas parecido, sólo con la licencia de armas tipo F de 1ª clase ya se pueden llegar a tener 10 armas entre rifles, carabinas, revólveres y pistolas, similares a las que vemos tenía Richard (muchos aficionados en nuestro país tienen el cupo completo, vamos que tienen las 10). Si además sacamos la licencia tipo E, podríamos tener legalmente hasta 12 armas largas más entre carabinas y escopetas, es decir, un total de 22 armas, a las que podríamos añadir hasta 5 rifles de gran calibre más si sacamos también la licencia D para caza mayor, y lo dejamos aquí que ya vamos por las 27, porque legalmente aún podríamos tener más. Y si, sería una pasta, pero si tuviéramos el dinero, cumpliéramos los requisitos, y quisiéramos... Y desde luego, eso no lo hace a nadie ni mejor ni peor persona que quienes no son aficionados a las armas, sean estas del tipo que sean, hay que ser "muy cortitos" para fundamentalmente basándose en ese dato llegar a semejante conclusión, pero si, los topicazos y los sesgos ahí están constantemente en funcionamiento dentro de las cabezas en esto de las armas como en tantos otros aspectos de la vida, y a Richard le ocurrió y por ello le crucificaron y le destrozaron la vida ¡Y eso siendo ciudadano de estados Unidos, el primer país del mundo en el número de venta de armas legales!

Pues no, nadie deja una mochila, o una bolsa o cualquier otro recipiente contenedor abandonado porque si, y lo suyo si lo vemos es dar aviso a las autoridades pertinentes, y más si está en una zona de ocio y con numeroso público...

 
Pero evidentemente, "ser un perro pastor" no se circunscribe a que las armas no sean algo extraño para nosotros, los perros pastores "deben entrenar el olfato", este es sin duda otro de los apartados esenciales en la preparación, no se puede ir por la vida "como burros con orejeras" o como si se llevara una venda tapando los ojos, cuando se sale de casa y se está ahí fuera se debe prestar "otra atención", y al menos se debería seguir "un código de colores a la manera de Jeff Cooper", u otro método similar.



 Así que como digo para nada es tampoco casualidad que alguien con las características y actitud de Richard Jewell actuara como lo hizo, porque todo ello cuando se trata de seguridad interpersonal tanto nuestra como ajena, implica el estudio de un conjunto de variadas cuestiones que por supuesto escapan "a las ovejas", las cuales acostumbran a ser expertas en "la negación", aquello de que nunca va a pasar nada porque como en el cuento el lobo nunca va a venir, y por tanto para ellas no existe conciencia ni necesidad de prestar atención a ciertos detalles para los que en su día a día no tienen cabida, y entre que no suelan ocurrir la gran mayoría de las calamidades que las personas podamos llegar a imaginar, a que no ocurra de verdad ninguna, hay una enorme diferencia. Y tampoco "deja de ser curioso" que cuando una persona se toma en serio su trabajo y tiene una actitud responsable acabe siendo una molestia para muchos de quienes le rodean, pero lo cierto es que si nos paramos a analizar este aspecto en detalle, en un mundo que resulta ser habitualmente de mediocridad en cuanto a actitudes y responsabilidad, lo cierto es que no es tan sorprendente, mucho tener en la boca los valores y como deben ser las personas, pero cuando de verdad damos con una persona que no sólo lo dice, sino que lo aplica, acostumbra a ser para la gran mayoría de quienes le rodean "una piedra en el zapato", como Clint Eastwood una vez más con su genialidad nos muestra en este su último trabajo, es esta una película totalmente recomendable y ejemplar de como deben ser y no ser las personas, aún para pesar de algunas a las que se les ha atragantado...



Saludos.