Hace unos días he visto la última del gran director norteamericano Clint Eastwood, quien de cuando en cuando acostumbra a regalarnos algunos momentos épicos en la gran pantalla con el aliciente añadido de estar basados en historias reales de los protagonistas en complicadas situaciones de supervivencia (Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima o el El Francotirador son buenos exponentes de lo que comento), y "Sully" , que narra el accidente del vuelo 1549 de un A320 de US Airways el 15 de enero del 2009 que convirtió al instante a su comandante en un héroe a ojos de los medios y la opinión publica, no es una excepción en este tipo de cine que tanto le gusta abordar a este veterano director donde los protagonistas se debaten forzados por las circunstancias que les rodean entre la vida y la muerte y complicadísimas situaciones personales. Y por si fuera poco, como actor principal en el papel del comandante tenemos al siempre convincente Tom Hanks, y bien secundado por Aaron Eckhart dando vida al primer oficial de vuelo.
"Sully" sin embargo no es una película con un ritmo y acciones intensas como las anteriormente citadas (para quien busque "caña" y acción trepidante a raudales, me temo que esta no es su película), ni tampoco está probablemente desde el punto de vista cinéfilo a la altura de las más grandes de Eastwood, pero no por ello desmerece como una buena cinta, ni como historia de supervivencia con aspectos realmente profundos y complejos que pueden escapar a los profanos en esta materia, e incluso como se puede apreciar en la propia cinta, "a los no tan profanos", y "toda la culpa" la tiene su protagonista, Chesley Burnett «Sully» Sullenberger III, quien además de ser en el momento de los hechos un reputado piloto con una gran historial de vuelo a sus espaldas tanto militar como civil de más de 40 años de experiencia (hoy día ya retirado como piloto profesional de aerolínea comercial), resulta ser una persona con gran dedicación y talento para el estudio de toda la casuística que rodea los accidentes relacionados con su profesión, la aviación. Y aunque esto puede parecer obvio, es decir que alguien que tiene una profesión de cierto riesgo, trate de profundizar y poner empeño en que es lo que le puede hacer perder la vida en ella a él, o como es el caso, a otras muchas personas que dependen de él y su buen hacer, lo cierto es que no suele ser así, y son muchos los profesionales en este tipo de trabajos que simplemente realizan su trabajo de manera rutinaria siguiendo el protocolo de modo ciego y obediente, y "sin querer mirar más allá".
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Los modernos aviones de pasajeros tiene una capacidad aerodinámica de planeo bastante grande cuando no disponen en absoluto de la ayuda de sus motores, pero esta siempre se ve condicionada por la altura, pues "se debe cambiar altura por empuje" para poder mantener la velocidad mínima de vuelo y que el avión no entre en pérdida y caiga poco menos que a plomo, ya que si el piloto intenta mantener negligentemente la altura una vez que no tiene potencia alguna de los motores la caída de velocidad sería drástica por el excesivo ángulo del avión apuntando hacia arriba y caería en vertical casi de forma instantánea (hecho conocido en el argot aeronáutico como "entrada en pérdida"). Este es el factor que inevitablemente hace que los despegues y aterrizajes acostumbren a ser los momentos más delicados del vuelo (no hay mucho margen de altura para recuperarse de un error de vuelo o un fallo mecánico), y cuando el A320 impacta con una bandada de decenas de "Gansos del Canadá" volando en su típica formación en V
Ganso de Canadá photo courtesy of Natures Pics, el otro tristemente olvidado protagonista de esta historia |
Gráfico donde se aprecia la trayectoria velocidad y altura del vuelo 1549, como podemos ver a partir del momento aproximado del impacto y máxima altura, la perdida de esta debe ser controlada y constante por parte del piloto para poder mantener la velocidad mínima de planeo y de este modo evitar que el aparato entre en pérdida con resultados fatales. |
El controlador al escuchar no daba crédito a lo que había oído de voz del comandante, y cuando finalmente perdió en su radar de seguimiento el vuelo 1549, dio por hecho que prácticamente nadie sobreviviría, Patrick Harten aunque joven era ya un controlador con amplia experiencia y a su cabeza acudió rápidamente el precedente del vuelo 961 de Aerolíneas Etíopes que hacía la ruta entre Adís Abeba y Nairobi, secuestrado el 23 de noviembre de 1996 por tres etíopes que querían pedir asilo político en Australia, y que finalmente se estrelló en el Océano Índico cerca de la Islas Comores después de quedarse sin combustible cuando intentó planeando un amerizaje, la punta de un ala fue lo primero en golpear contra el agua y la aeronave cayó al mar rotando bruscamente destrozándose en pedazos, dejando un balance de 125 muertos de las 175 personas que viajaban en el avión. Cuando lo comunicó al resto de personal en el control, todo el mundo daba por hecho que la historia del vuelo 1549 acabaría en tragedia.
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Pero el hecho fue que al acuatizaje en un sorprendente y admirable logro de maestría y pericia técnica, además de insólito y que se considera aún a día de hoy como "el acuatizaje más exitoso de la historia de la aeronáutica", sobrevivieron los 155 pasajeros. Finalmente el avión se detuvo sobre el agua del río Hudson sin apenas daños estructurales (la zona posterior que fue la primera en golpear el agua era la más dañada y por la que comenzó a inundarse) y Sully y Skiles se miraron por primera vez detenidamente cara a cara desde que comenzó el incidente, como si ellos mismos no estuvieran del todo seguros de lo que acababa de suceder, aunque no demoraron el comenzar a preparar la evacuación, el avión irremediablemente se hundiría y había problemas acuciantes que resolver, al problema de evitar posibles ahogamientos había que añadir el de las gélidas temperaturas, era enero y había nevado, la temperatura del agua rondaba tan sólo 2ºC y la sensación de temperatura térmica en el exterior era de nada menos que -9ºC, el riesgo de hipotermia era muy evidente para los conocimientos de Sully que como piloto de combate militar que había sido tenía una amplia y exigente formación también en supervivencia e incluso SERE(1)
La evacuación se realizó por las puertas delanteras y las salidas de emergencia centrales sobre las alas, ya que las posteriores ya estaban anegadas, pero una de las balsas de emergencia que a su vez hacían de tobogán de salida no se desplegó automáticamente y hubo de accionarse de modo manual. pese a lo comprometido de la situación el desalojo se produjo de modo bastante ordenado y sin apenas muestras de pánico, sólo había herida de cierta gravedad una de las tres azafatas del vuelo que al estar sentada en la parte posterior recibió un fuerte corte en una pierna debido al mayor daño de la estructura en esa zona, pero pudo ser atendida por una enfermera y un médico que viajaban en el vuelo.
Imagen real tomada en el día del accidente. |
Los primeros ferrys no tardaron demasiado en llegar en ayuda de los accidentados, eran turísticos de los que habitualmente surcaban el Hudson. Cuando en último lugar Sully saltó también a la balsa no hubo más remedio que cortar los anclajes de esta a la aeronave para que si se hundía antes de ser rescatados no los arrastrara, para ello, al no encontrar el cuchillo que se suponía había en la balsa, hubieron de pedir ayuda a uno de los ferrys desde donde les lanzaron una navaja. Fueron pocos los pasajeros que cayeron al agua, y de ellos sólo dos corrieron verdadero peligro, un hombre que en primer lugar saltó desde una puerta delantera y comenzó a nadar con idea de llegar a la orilla, pero que ante la baja temperatura del agua y al ver que se estaba congelando volvió para subir al bote de emergencia (acertada decisión), y una mujer que cayó desde una de las alas y que finalmente recogió un buzo de rescate que llegó en un helicóptero de la policía. Todos fueron diligentemente abrigados por los rescatadores y quienes estaban mojados se quitaron la ropa para evitar así un mayor enfriamiento, tapándose con mantas o ropa que les dejaban quienes iban en los ferrys, incluso el rescate se puede decir que dadas las circunstancias se realizó de modo ejemplar.
Pese a ello, la posterior y obligatoria investigación de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB por sus siglas en inglés), organización independiente del Gobierno de los Estados Unidos a quien el Congreso encarga la investigación de accidentes automovilísticos, de aviación y marinos en ese país, en unas primeras sorprendentes conclusiones culpó al piloto del accidente al considerar que fue un error por su parte el no llevar de vuelta el avión a una de las pistas habilitadas para ello por el control de tráfico aéreo, aludiendo que uno de los motores seguía funcionando y que según sus investigaciones y numerosas simulaciones informáticas, fue una imprudencia la decisión finalmente tomada por el comandante del vuelo, "Sully". De puertas para adentro había pasado de golpe de héroe a villano, colocándole en una complicadísima situación, pero esto y la explicación de muchos más detalles importantes incluso de los que he explicado hasta ahora sobre todo en el aspecto técnico, para entender el porqué "de la buena suerte" que hubo finalmente como resultado en el accidente del vuelo 1549 al mando del comandante "Sully", lo abordaremos en el siguiente capítulo, porque como veremos, a veces "los milagros" hay que buscarlos ;)
Saludos.
(1). SERE
“SULLY” EL "MILAGRO" EN EL RÍO HUDSON Cap. 2
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