domingo, 15 de marzo de 2020

LA NEGACIÓN "QUE NOS MATA"
Y EL CORONAVIRUS

“Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”
 . -Isaac Asimov


Pequeño, pero matón...

 Para quienes como en mi caso desde hace ya muchos años somos apasionados estudiosos del comportamiento humano en situaciones de supervivencia (de "la psicología de la supervivencia"), la crisis del coronavirus es un no deseado, pero ejemplar escenario en el que podemos ver en todo su esplendor como funcionan algunos de los aspectos determinantes de la psicología humana en este tipo de situaciones, como por ejemplo lo es el de LA NEGACIÓN. La negación es uno de los mecanismos psicológicos de defensa primarios (también los hay secundarios) que tenemos las personas para generalmente de modo automático e inconsciente, por ejemplo defendernos de aquellas situaciones que nos resultan amenazantes o en gran medida incómodas de manejar y por tanto preferimos no afrontar de modo consciente ignorando la realidad para no caer en estados de malestar y ansiedad.


Como vemos en este Magazine donde se recomendaba "Las 9 mejores películas sobre virus y pandemias no aptas para hipocondríacos", allá por el 1 de marzo ya se tenía por seguro lo que iba a ocurrir en nuestro país, un claro ejemplo de negación:

"Aunque seguramente no tengamos ningún problema grave de coronavirus en España,
lo más seguro es que nunca se acerque por estos lares (o eso esperamos)".

 Esto como en tantos otros aspectos, en si mismo "no es ni malo, ni bueno", sino que depende del uso y abuso que se haga de este recurso psicológico de defensa, de modo semejante como ocurre con el miedo, "si viene incorporado de serie", será por algo... Pero cuando hablamos de situaciones de supervivencia, si que hay un enorme problema, y es que "si no vemos la realidad", no haremos una valoración de modo lo más acorde con ella y es muy probable no tomar decisiones correctas desde el aspecto de nuestra supervivencia. Un gran y funesto ejemplo de ello que hemos podido presenciar en estos días con la crisis del coronavirus es el de algunos gobernantes, negando en primera instancia toda gravedad y necesidad de toma de medidas de control para luego constantemente tener que ir  desdiciendo TODO lo previamente dicho.


Como vemos el Gobierno también lo tenía claro y negaba absolutamente TODO.
 ¿Por lo tanto, "para qué cerrar fronteras"?


  Como si, también ha hecho y aún hace buena parte de la sociedad que incluso sigue ignorando la realidad haciendo caso omiso de las más elementales recomendaciones. Pero aquí también hay una enorme diferencia, a los primeros, por ser gobernantes, por formar el Gobierno de la Nación, se les presupone deberían tener otra preparación y formación ante situaciones excepcionales para no andar así igualmente "como pollo sin cabeza" y caer en este modo de inconsciencia, dando una vez tras otra tan patético mal ejemplo tomando igualmente nefastas decisiones, en no olvidemos aspectos de supervivencia, y es que muchas personas pueden morir precipitadamente a consecuencia de nefastas e incluso disparatadas decisiones políticas, como por ejemplo la de autorizar la celebración de la Marcha de la Igualdad del 8-M en Madrid, cuando esta zona geográfica ya era reconocida en aquél momento como uno de los principales focos de expansión del virus.

El día 9, al día siguiente de autorizar la marcha del 8-M, evidentemente ya previamente el Gobierno sabía del aumento descontrolado de casos por el virus, tanto en Madrid, como en Vitoria...
 Pero como decía, esto de "la negación" es algo común que podemos ver con desmesurada frecuencia. Por ejemplo hablando la semana pasada con un amigo le comentaba que se acabarían tomando medidas extremas "tarde y mal" (algo para mi muy evidente viendo el cariz que llevaban los acontecimientos de "negación tras negación"), como finalmente así ha sido, pero también "lo negaba" y me decía que tales situaciones no se producirían. Incluso este viernes comiendo en un restaurante de Barcelona que suelo frecuentar, mientras pagaba en caja le comentaba a la dueña que probablemente la siguiente semana ya no podría ir allí comer porque tendría que cerrar, y ella con cara de asombro al ver que lo decía en serio me replicaba qué no, que como iban a cerrar... En realidad incluso me quedé algo corto en mi previsión, más tarde aquél mismo día las autoridades autonómicas catalanas ordenaban el cierre de bares y restaurantes a partir del día siguiente, pero al menos si estaba "leyendo la realidad" de forma aproximada y no como muchísimas personas totalmente alejado de ella. Hay quienes incluso niegan que las personas estuvieran asustadas y que debido a ello se comportaran del modo que lo hacían "tomando al asalto" los supermercados, o que "escaparan" estos últimos días de los grandes centros de población reconocidos como focos de pandemia, como la citada Madrid, en desbandada, es que "iban de vacaciones", al parecer este tipo de comportamientos citados del modo que se están haciendo "son del todo habituales" y el que no se estaba enterando es un servidor...



 Como conclusión después de las evidencias, y dado que como de costumbre prefiero la crítica constructiva, que tengáis presente que la negación puesto que forma parte de nuestro funcionamiento natural siempre está presente en nuestras cabezas y cuando nos encontremos ante situaciones comprometidas o de supervivencia, y sobre todo en estas últimas, no podemos permitirnos caer en planteamientos abusivos o excesivamente rígidos de modo automático porque no seamos conscientes de su influencia y de su modo de proceder que puede ser altamente dañino a la hora de tomar decisiones incluso vitales, por más que estas nos resulten incómodas o supongan un esfuerzo que previamente se nos antoja desmesurado desde el ámbito preventivo. Desde el punto de vista psicológico de la supervivencia somos una máquina extremadamente compleja, y por tanto no es opcional prescindir del estudio y trabajo en aspectos tan determinantes, como lo es este de la negación. Cuidaros mucho, y cuidad de los vuestros, y aprender en lo posible de experiencias previas, cuando empezó el desastre de Chernóbil, durante muchos días tampoco pasaba nada...

Saludos.