viernes, 31 de julio de 2020

”LA DEBILIDAD DE LA CARNE”

“Somos primates, y los primates son todos vegetarianos, con sólo algún consumo de carne muy excepcional en ciertas especies. Todas las proteínas, minerales y vitaminas que el cuerpo humano necesita se obtienen fácilmente a partir de fuentes vegetales.-D.r Neal Barnard, presidente del PCRM (Comité de Médicos para una Medicina Responsable)



(Publicado originalmente en el foro Todo "Pueplo" Supervivencia el Jue 29 Ago 2013).

 
Aunque esta cita anterior pueda parecer un tanto exagerada, salvo en contadas excepciones que luego veremos, es cierta. No obstante no asustaros, no voy a daros una clase de vegetarianismo ni ninguna de sus variantes, pero gracias a mis más de veinte años de experiencia como tal, lo que si puedo es ayudaros en esta cuestión que por increíble que parezca todavía y ya en el siglo XXI se sustenta en varios mitos. Aunque primeramente es inevitable que aclaremos algunas cosas.

 Es cierto que anatómicamente no somos como los herbívoros, y evidentemente no podemos vivir comiendo hierba. Pero lejos de tener un parentesco con los carnívoros naturales, la estructura de los órganos de nuestro cuerpo y la composición de nuestra sangre es muy similar a la de los grandes simios, es decir, oragutanes, chimpancés y gorilas. De hecho se sabe que compartimos entorno a un 98% de nuestro código genético (-.1 ver al final). Lo que si está claro es que no estamos adaptados adecuadamente al consumo de carnes, ni tampoco de leche de otros animales.


Nuestro sonriente pariente...

 En lo que respecta a los orígenes de la humanidad, es bastante probable que en nuestros comienzos fuéramos frugívoros y cambiásemos hacia el consumo de carnes como resultado de migraciones hacia regiones inhóspitas, o a causa de una escasez de vegetales debida por ejemplo a los cambios climáticos. Nos autocalificamos como omnívoros, pero esto es resultado de nuestra elección, no de nuestra fisiología. Históricamente se han ido creando una serie de mitos alrededor de esto, como el de la proteína, que “obligan” al consumo de carne, lácteos, etc.


 Pero estos mitos, no son más que eso, mitos infundados. Lo cierto es que los estudios médicos han demostrado que una dieta vegana equilibrada es completa y más saludable que una dieta convencional. No existe ningún nutriente en los productos animales que no se pueda obtener de una fuente vegetal. Por lo tanto, no hay razón objetiva para que se dé ninguna carencia. Una dieta de carne, queso, patatas fritas, cereales azucarados, tabletas de chocolate, snacks y bebidas gaseosas constituye, sin lugar a dudas, una amenaza mucho mayor de lo que pudieran serlo las dietas veganas y vegetarianas, pero por costumbre nos parece lo más normal del mundo.


Si, "son vegetarianas", pero...
 El PCRM en respuesta a quienes les preocupa que una dieta vegetariana no pueda cumplir con los requisitos nutricionales del cuerpo humano, afirma que es fácil mantener una nutrición adecuada através de una dieta vegetariana, que garantiza una cantidad más que suficiente de proteínas. Es cierto que la dieta vegetariana tiene menor contenido de estas, pero esto constituye una ventaja. El exceso de proteínas se asocia con la formación de cálculos renales, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Una dieta basada en legumbres, cereales, frutas y hortalizas, contiene la cantidad necesaria de proteínas, además de que las principales fuentes de proteína tienden a ser productos animales que son también ricos en grasas saturadas. El asunto de los productos lácteos es otro de los mitos actuales. Se nos ha hecho creer que son imprescindibles. Pero lo cierto es que no son necesarios en la dieta y pueden, de hecho, ser peligrosos para la salud, pues se ha demostrado su relación con, entre otras dolencias, las osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres, diabetes tipo I. obesidad y alergias. Por ejemplo, una ración de brécol aporta el mismo calcio utilizable que un vaso de leche.

 El único punto que todavía se presta a discusión en la actualidad es el de la vitamina B12. Esta tampoco la producen los animales, sino ciertas bacterias, y puede provocar carencias en algunos vegetarianos estrictos en los que una ingestión muy baja de B12 puede provocar anemia y deterioro del sistema nervioso. Aunque clínicamente se ha observado que los veganos no padecen mayores índices de carencia que los omnívoros. No obstante en caso de necesitarse se tienen disponibles alimentos fortificados con esta vitamina, que cubren las necesidades, y así poder asegurarse no tener ningún problema. Las únicas fuentes veganas fiables de B12 (o sea para los que renuncian por completo a todo derivado de animal) son los alimentos enriquecidos con B12 (como ciertas leches vegetales, ciertos productos de soja y algunos cereales para desayuno) y los suplementos de B12. La vitamina B12, tanto la de los suplementos, la de los alimentos enriquecidos o la de los productos animales, procede de microorganismos. La mayoría de los veganos consumen suficiente B12 para evitar la anemia y el deterioro del sistema nervioso, pero muchos no obtienen la suficiente para minimizar el riesgo potencial de enfermedades cardíacas o complicaciones en el embarazo (-.2 ver al final)


Ejemplo de algunos alimentos enriquecidos con vitamina B12.

 Para desterrar cualquier duda sobre estos mitos podemos recurrir a estudios médicos oficiales como el aparecido en la American Journal of Clinical Nutrition (Revista Americana de Nutrición Clínica) donde se publicaron una serie de documentos que describen las ventajas de basar la dieta en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales o sitios especializados como la Unión Vegetariana Española (-.3 ver al final)

 Y ahora a lo nuestro, esto es un blog con contenido sobre supervivencia. ¿A dónde quiero llegar? A que en caso de vernos impedidos en una situación de supervivencia de la posibilidad de encontrar carne "no entremos en pánico" pensando que vamos a caer desmayados si debemos alimentarnos durante bastante tiempo a base de sólo alimentos de origen vegetal. Por mi propia experiencia puedo deciros que a lo largo de estos más de veinte años en que no he consumido nunca carne para nada me he visto privado de llevar una vida normal como cualquiera que la consume, he podido subir puertos de primera categoría en bicicleta y he subido tirando de grandes mochilas importantes desniveles, además de una vez más la impagable experiencia de nueve días en la Fase de Supervivencia en OEs donde prácticamente no probamos la carne (de aquella aún no era vegetariano). Una anécdota que ya he contado en alguna ocasión es que con motivo de una rotura de un dedo de un pie trabajando hace unos años, mi médico en la consulta al enterarse que era vegetariano me mandó unos análisis de sangre exhaustivos, análisis que cuando volví a la semana siguiente no se acordaba porqué me había pedido y no lo entendía porque estaba todo bien, dijo "¡Ah!" lo rompió y a la papelera. Los últimos que he hecho hace menos de un año igualmente correctos.


Si en una situación de supervivencia nos alimentamos exclusivamente de ciertas carnes durante largo tiempo, como por ejemplo la de estos inocentes y peludos pequeñajos, "la vamos a palmar igual de hambre". ¿No te lo crees? Pues sigue leyendo...

 Otra cosa bien distinta sería hacerse vegetariano y que explicara el proceso, porque así como os digo esto también os puedo decir que para hacerse vegetariano y ya no digo vegano, hay que saber muy bien lo que se está haciendo porque el dejar de comer carne radicalmente si puede traer consecuencias para la salud, y en función de la dependencia que tenga cada persona (hoy día en general ya nacemos dependientes de la carne porque hay una trasmisión genética de muchas generaciones a través de nuestros padres) hay que hacer una adaptación progresiva que puede llevar desde unos meses a más de un año, pero eso como ya dije no es el propósito de este trabajo, sino el concienciaros de una realidad desconocida por la fuerza de la costumbre para una gran mayoría que puede llevar por inercia a planificaciones  o decisiones poco afortunadas. Más bien al contrario se sabe de sobra que el hecho de haber consumido solamente carne en algunos momentos en situaciones de supervivencia ha traído a quienes lo hicieron funestas consecuencias, como en algunos casos de expedicionarios (un ejemplo de ello ocurrió a algunos miembros de la expedición de Adolphus Greely), 
o a los tramperos (por ejemplo en la época de la conquista del Oeste) que en los largos inviernos se alimentaban exclusivamente a base de conejos (la conocida como inanición cunicular o mal del Caribú, que curiosamente produce un envenenamiento por exceso de proteína -.5 ver al final), o las tripulaciones de marineros que caían por el escorbuto al subsistir con dietas en las que no figuraba igualmente vegetal alguno en las mismas.

Saludos.
  1. La dieta ética. David Román y Estrella Villaplana  
  2. http://www.elmundo.es/magazine/m96/textos/mono1.html
  3. http://www.ivu.org/ave/b12sheet.html
  4. Unión Vegetariana Española http://www.unionvegetariana.org/
  5. https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20190912/peligro-magra-inanicion-cunicular-hambre-puede-matar/428207772_0.html





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